"Las personas se miden por la soledad que soportan,
y la mía es mi mayor capital"

XXI

Yo ya no quiero perderme en la lluvia de nadie:
mancharme la carne con ácido ajeno,
que se derrita mi piel en el suelo,
ni llorar por cada demonio perdido
–bien sea el tuyo o el mío–,
que se escapa de la caja entreabierta
que nos da por guardar en el pecho.
Ni constelaciones rotas en la espalda
ni dos pasos entre el azul y el negro;
entre el vacío y el frío que siempre
se tragan las noches de invierno.

1 comentario:

Puedes dejar algún suspiro que otro. Bueno, si quieres.