"Las personas se miden por la soledad que soportan,
y la mía es mi mayor capital"

miedo.

Ryan se miró en el espejo y con el pulgar limpió la sangre en su labio. Aún no podía creerse que Lauren hubiera preferido defender a Louie antes que a él. Aún no podía creerse que le hubiera dado un puñetazo. Que le hubiera tocado así. Que le hubiera dolido.

Pero tenía tanto sentido que se notaba los vellos de punta, el latigazo en la piel que parecía imposible de sentir, y frente a sus propios ojos notó la duda germinando, creciendo y extendiéndose como un maldito virus. En su cabeza nació una idea, una semilla tan oscura y corrupta que no tardaría en llenarlo todo de espinas y rezumar sangre; una maldita flor que advertía el veneno y el engaño con sus vivos colores.

Porque si Ryan y Lauren eran iguales, si ambos podían tocarse, si ambos eran lo suficientemente fuertes para aguantar el tacto del otro, también lo eran para hacerse daño mutuamente.

Pero si ser igual que el resto era sentirse vulnerable, Ryan no hizo otra más que negarse en redondo.

Y el asqueroso e infecto miedo extendió las raíces por completo.

2 comentarios:

  1. Tú sí que extiendes raíces aquí dentro *se señala el corazón* cuando escribes.

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  2. Tsk.
    *chasca la lengua*
    *dos veces más*
    *pone cara grave mientras se le ponen los ojitos vidriosos*
    Yo solo quiero que esto salga bien...
    por qué querer hasta las trancas impide hacer las cosas bien cuando ya han salido mal. Maldita sea.

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