"Las personas se miden por la soledad que soportan,
y la mía es mi mayor capital"

no me iba a matar



La niña ya no estaba ahí, y las cuerdas yacían desparramadas entre el suelo y la silla. Había caído en la trampa como una estúpida, y no había visto más que lo que el monstruo quería que viese. Se había metido en mi cabeza desde el principio y me había proyectado una imagen falsa... me había dejado engañar. Seguro que había estado esperándome desde que Chuck le diera la paliza, que había leído en su mente que era mi turno, que había adivinado lo débil que era. Y ahora iba a pagar mi estupidez. No debería haber convencido a Gross de que estaba preparada.

Un cuerpo enorme y esquelético apareció frente a mí, como una masa gris y viscosa. Reaccioné como pude, pero apenas fui lo bastante rápida y caí al suelo esquivando un zarpazo; y el monstruo se lanzó sobre mí, clavando sus afilados, gélidos y lánguidos dedos en mi cráneo. El reader se encontraba literalmente en mi cabeza, y yo al borde del desmayo. Su fina boca se extendió en una aberrante mueca que mostró cada uno de sus punzantes y asquerosos dientes. Me estaba sonriendo. Se estaba descojonando en mi cara.

El dolor me produjo una sacudida, y la sangre brotó despacio de cada uno de los orificios producidos por las garras del reader. Convulsioné y la vista se me nubló. Apenas podía mantener los párpados abiertos. Me iba a matar. No, me estaba matando. Su asquerosa lengua recorrió mi cuello, y cada una de sus respiraciones, cada uno de sus jadeos nerviosos me acarició la piel, humedeciéndola por la saliva de su boca. El ansia se traspasó de su pellejo al mío a través del contacto, y el cuerpo se me empapó de hambre, de anhelo, de sed.

No me iba a matar. Iba a violarme.

La bestia penetró aún más en la herida y mi garganta expulsó un gemido de dolor. La adrenalina bombeaba por mis venas y se mezclaba con las sensaciones del monstruo; el dolor y las nauseas me instaban a vomitar, y las ganas que carcomían al reader me asfixiaban tanto que yo misma comencé a jadear del mismo modo que respiraba aquella alimaña en mi oído. Cuando sentí su lengua tantear junto a mi boca, mis pulmones reaccionaron gritando por el pánico.

La puerta cedió bajo la fuerza de Gross, que arremetió contra ella de una patada. Parecía una especie de ataque combinado, un juego en equipo que yo no había llegado a presenciar nunca al estar apartada de las cacerías: Gross derribó la madera y Chuck, entrando tras él escopeta en mano, reventó de un balazo el cráneo de la criatura. La sangre del reader me estalló en la nuca y sus restos me salpicaron entera la espalda y la cabeza. No podía parar de temblar, y cogía y expulsaba el aire con fuerza y agonía, como si el oxígeno fuese un manjar y llevase días sin respirar. No podía cerrar los ojos, no podía calmarme. Mi cuerpo se heló en un momento al perder el contacto con el monstruo, que yacía ahora muerto en el suelo, con la mano que me había sostenido la cabeza apoyada inerte en mi hombro.

Gross llegó junto a mí todo lo rápido que pudo y apartó el viscoso cadáver de mi lado. Me agarró con firmeza de las muñecas y me obligó a pegarme a él, devolviendo el calor a mi cuerpo entumecido.

– Ya pasó, pequeña. Ya está.

La adrenalina aún galopaba por mis entrañas con violencia, y notaba los dedos rígidos, como si aún sujetase el arma, cuando hacía ya tiempo que se me había caído al suelo. Cuando el efecto del miedo cesó, me derrumbé en lagrimones en el pecho de Gross, mientras Chuck apartaba a patadas el cadáver de nuestro lado.


1 comentario:

  1. LKAJSFLAJSDKLFJLASDJLGSLADJLGASD.

    Ya, por fin, he podido leerte :) (he estado ocupada escribiendo sin parar). Me he leído todas las entradas de "Y llegaron los monstruos" de tirón. Añlkasdñfkalsñd.

    Los reader me fascinan cada vez más. En serio, la historia de Sue es genial. La forma en que lo narras engancha, te incita a leer más y más (que si no me hubiese gustado la entrada que te comenté, no habría seguido leyendo, pero me encantó). Y como me he quedado con ganas de más letras tuyas, creo que me voy a poner a leer "Rotos".

    ¡Un beso!

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