"Las personas se miden por la soledad que soportan,
y la mía es mi mayor capital"

inmensidad.

Desde que Ryan había decidido aparecer a patadas y arrasando con todo, las noches duraban días enteros y estaban hechas para ser recordadas, para merecer la pena.

Lauren seguía con los ojos en el paisaje, como si nunca lo hubiese visto, como si aquellas semanas todo fuera nuevo, y recóndito, y mereciera una exploración minuciosa y a fondo. La bóveda oscura se extendía sobre ellos repleta de estrellas luminosas, y las montañas parecían una enorme muralla, un refugio que lo escondía y protegía allí donde debía estar. Una inmensidad tan grande que le dejaba sin respiración.

Escuchó el sonido del agua y sabía que Ryan no había tardado ni medio segundo en desvestirse y saltar a la piscina. A fin de cuentas, para eso estaban allí. Para eso se habían colado, aunque saltar una valla de un metro de alto no tuviera demasiado mérito.

–Joder, Lauren. Tienes que meterte. Está buenísima.

Al girarse, la sonrisa de Ryan también parecía prácticamente nueva. Ancha y enorme, recién salida de la nada, concentrando una felicidad y emoción que hasta entonces si acaso se había visto reflejada en sus ojos. Y el muy imbécil estaba tiritando porque el agua debía estar helada.

Riéndose como un crío mientras se desvestía, Lauren se quedó en ropa interior y se apresuró al bordillo. Ni siquiera se lo pensó, y en apenas un salto estaba dentro de la piscina.

Todo era frío y oscuro en mitad de la noche mientras sus ojos se abrían bajo el agua. Las manos de Ryan tocaron las suyas, y la piel de Lauren empezó a iluminarse. Sus manos eran como dos anclas aferradas, dos luces que se negaban a apagarse, y allí donde tocaba Ryan todo ardía obligando al frío a alejarse y quedarse atrás, mientras el uno no apartaba los ojos del otro.

Cuando se quedaron sin aire, ambos salieron a la superficie respirando a bocanadas.

–Eres el faro más bonito que he visto en mi vida. –Ryan jadeaba, sin dejar de mirar a Lauren y pegando la frente a la suya. De nuevo, la piel se iluminó.

–¿Cómo lo haces?

–¿Magia?

Y Lauren se le quedó mirando, como si ante él tuviese una inmensidad tan grande que le dejaba sin respiración.

4 comentarios:

  1. He tenido que correr a leer la otra de entrada de Summer Storm porque jopé, qué precioso.

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  2. Escribes tan bonito cada movimiento que hacen juntos. Haces unas descripciones tan ñiñiñi. Enamoran. Haces que el faro esté delante de nuestros ojos y joder, que si es bonito.

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