Nunca me falló el instinto,
la llamada vibrante en el pecho,
el hormigueo incómodo en el
vientre;
y entonces no fue menos.
Me hubiese rendido con ganas
a la clara imposibilidad del
fenómeno,
pero se nos desvió la tangente.
Y ven tú a decirme que no son
más que estupideces.
Niégame el hueco en tu cuello
o la sonrisa torcida (de mala
manera).
Ven a callarme la boca y de paso
deshaz el nudo en la garganta.
Que yo fui la constante indebida
y tú el miedo (corrupto)
innegable.
Que yo no me lancé al vacío,
pero tú
te aseguraste que tampoco
hubiese puente colgante.
Oportunidades no,
por favor.
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EDITADO:
Faltan 4 seguidores para los 50, y de verdad que estoy muy muy feliz por ello <3
¡ Hola !
ResponderEliminarSiempre merece la pena arriesgar por amor, aunque hay un miedo enorme, porque eso es lo que nos mueve y lo que nos mantiene vivos. Quien nunca ha sentido amor ( no solo como pareja, si no a su familia, a sus amigos, a sus ilusiones..) no puede ser humano.
¡ Un saludo !