"Las personas se miden por la soledad que soportan,
y la mía es mi mayor capital"

acto de torpeza.


Antes del fuego, mucho antes, había un antiguo columpio en la parte trasera de la casa. Una de esas barras de metal por la que los críos se deslizan, como si la sensación de vértigo fuese lo más emocionante del mundo y tocar el suelo con los pies tan solo un reto de tantos. Y la verdad es que yo lo detestaba, Rose. Me daba un pánico atroz, aunque supongo que nunca fui de grandes alturas; y más cuando aquello lo determinó todo.

Ya sabes de esos golpes de valentía que me asaltaban a cada rato, cuando todavía creía en las gilipolleces que creen los niños antes de hacerse mayores, o antes de que les ataque la madurez de pronto. Así que, aún creyéndome invencible, tuve la grandiosa idea de traicionar mi miedo y superarme a mí misma. Qué cosas. Como intentar no mojarse bajo la lluvia en plena tormenta. Y el resultado fue fatídico, el desplome colosal, y faltó gracilidad por todas partes.

Y es que, Rose, no tienes ni idea de lo patético que es ver a una supuesta heroína tropezar y abrirse la cabeza contra un puto trozo de metal. Con la sangre manchando mi frente y sin fuerza alguna por culpa de la contusión. Como la señal que necesitaba para abrir los ojos y ver que siquiera llevaba capa o ridículas mallas. Quizás era demasiado dura conmigo misma, pero es que tú no lo entiendes. Había superado a abusones, magulladuras en las rodillas de las que exponían el hueso, enfermedades que sigo sin comprender, absurdos miedos nocturnos... Y por un simple acto de torpeza, me volví incapaz. 

Sin embargo, aun con la herida un poco más abierta y todo cerniéndose sobre mí, con las rodillas más sensibles y los poderes debilitados, continuaba atándome el mantel al cuello y alzando el puño en alto; porque supongo que hay cosas que nunca cambian. 

De todas formas, el columpio quedó descartado, y te aseguro que fue lo primero en arder cuando empezaron los incendios. 



2 comentarios:

  1. Ay. Pero qué sensación tan grande. Y qué fuego debió prender el columpio. Maravilloso, Elito, qué decir si no.

    Un beso,
    HTR.

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  2. Sin palabras, es como me has dejado, sin palabras.
    Abrazos.

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