"Las personas se miden por la soledad que soportan,
y la mía es mi mayor capital"

XIX


No te imaginas lo fácil que era
cuando me leías sin saber nada de mí.
Cuando todo quedaba en hipotéticas tazas de té
en vez de las noches pidiéndote besos.

Porque la tendencia a la complicación
casi parece incrustada en el cuerpo, y me creo
más de caminar a solas, de pelearme conmigo,
de tropezar con mis pies y tragarme el incendio
del puto asfalto veraniego.

Pero, ¿y lo que me río yo de las niñas enamoradas?
De las que cogen de la mano y se pierden en pupilas ajenas;
por eso de ser la niña de sus ojos,
cuando yo no quiero tener que olvidarme
en el verde profundo de los tuyos gastados
ni que veas el exceso de miedo en los míos.

Aunque me estallan las ganas tantas veces
que el joder se escapa más de lo debido;
porque sería la niña de tus piernas,
y de tus manos y de tu boca,
y de todas las cicatrices y punzadas
que te dé por querer remendar en una misma noche.

Como si te las inventas todas
o tengo que forzarlas yo a bocados
mientras me vibran las carnes
entre el nervio impaciente;
mientras retumba la tez clara del pecho
y me claman los mordiscos.

3 comentarios:

  1. "El cielo ruge y te vidria los ojos. A mí no me engañas, estás triste.
    Pero
    qué
    bonito
    existes."

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  2. Yo no me explico como puede haber gente capaz de escribir así. Dan ganas de enamorarse de letras más que de ojos.
    Perfecto.

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  3. Hacía tiempo que ningún blogger me hacía estremecer y menos como tu lo has hecho. Gracias y enhorabuena, terriblemente bueno

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