Cuántas
cosas hay que no he vivido. Cuántos cigarrillos me he perdido al
salir a hurtadillas de clase mientras la luz del otoño me daba en la
espalda. Cuántas cervezas no he probado mientras saltaba con los
pies descalzos por el césped. Cuántos labios no he besado ni
mordido mientras mis manos se agarraban a los hombros de alguien y me
temblaban las rodillas. No lo sé. No sé qué es una vida y qué no
lo es. No sé qué he perdido ni qué he ganado.
A
veces me imagino desnuda en mitad de la habitación, con el foco de
las farolas colándose con fuerza por la ventana y alcanzándome
entre luces y sombras, entre claroscuros que delatan todo lo que soy:
el miedo y las ganas, la pureza y la maldad que asoman por mis ojos y
palpitan en mis manos; la luz reptando por la pared y por el techo
compitiendo con las sombras que envuelven la habitación, como una
metáfora que niego y niego una y otra vez.
Imagino
ojos voraces contemplándome desde la cama, las sábanas revueltas y
las respiraciones profundas que casi cortan la mía propia. El calor
que me recorre la columna y cosquillea por mi vientre. Palabras que me piden que me acerque y mis
pies caminando entre las frías baldosas. Y en cada visión pido
poder desconectar. Estirar los dedos por el laberinto en mi cabeza y
tirar del cable del enchufe, desactivar los miedos y que sólo quede
el Blanco. La Nada. Lo Primario que me inste a cada movimiento y
aparte las dudas a manotazos y miradas fulminantes.
Y
luego todo son colores, rojizos que se camuflan en cada movimiento,
amarillos y naranjas que se acoplan y se aprietan, el blanco
abriéndose paso entre el rosa. Neones que súbitamente aparecen en
ráfagas, oscuros y claros y brillantes a la vez, como manchas y
fuertes pinceladas, arañazos que amenazan el lienzo y temblores que
mezclan la paleta y lo vuelven todo un mosaico difuso. Los colores
que lo salpican todo y me llenan la Nada, como en un cuadro de
Pollock.
Es precioso, Elito. Puedo ver todos los colores, todo el hambre.
ResponderEliminarNunca, nunca dejes de escribir así de bien. ♥
Antes de nada quiero decirte que escribes con una soltura que ojalá yo, que leerte es fluido y cómodo y fresco. Y que estoy encantada.
ResponderEliminarDespués que el final me ha encantado, parecía que mis ojos lanzasen dardos a bolsitas llenas de pintura sobre un lienzo en blanco, las salpicaduras han llegado hasta aquí (y mira que estoy lejos).
Un placer, Elito.
Abrazo gigante.
13.
Me gusta mucho cómo escribes, Elito, y ojalá más entradas tuyas en blogger para poder hacerme feliz todos los días de mi jodidilla vida.
ResponderEliminarGracias por compartir tu arte, illa. Gracias de verdad, de corazón.
un abrazo
y miles de besos.
W.
Me siento tal cual esto y por eso me ha animado tanto. Sentirse identificado siempre reconforta.
ResponderEliminarAlgo estaba haciendo mal que no estaba aquí, ahora ya sí.
ResponderEliminarMe he imaginado los tonos de un atardecer de otoño, variando poco a poco hasta convertirse en noche, todo mientras te leí bajito y solo para mí.
Qué bonito encontrarte por aquí,
S.