"Las personas se miden por la soledad que soportan,
y la mía es mi mayor capital"

no lo sé.

Estaban en una playa con un viento tan fuerte y un cielo tan gris que el verano no era más que un cuento de ciencia ficción. Y sus ropas se movían con el aire, y el pelo de Lauren no hacía otra cosa más que enmarañarse y revolverse.

Louie dejó que el agua le rozara la punta de los dedos de los pies y se apartó en seguida. El frío y las piedras que llenaban la orilla les pellizcaban las plantas y no había sitio donde no doliera pisar y el mar no se viera amenazante.

–¿Por qué no ha venido Ryan?

La pregunta escoció tanto como el océano en la piel, y lo mismo pasó con la respuesta de Lauren.

–No lo sé.

–¿Le quieres, o sólo te gusta?

Ambos juntaron los hombros y se dieron algo de calor. Lauren intentó recogerse el pelo con una gomilla, lo que fuera por tener las manos ocupadas e ignorar el traqueteo del pecho.

–No lo sé.

3 comentarios:

  1. Tu historia me ha traído una sensación que hace mucho que no experimentaba leyendo y que tampoco sé poner en palabras pero puede que lo más parecido sea la nostalgia.
    Creo que es culpa del mar. Y también de esa manera en la que se consigue aliviar el dolor cuando juntas tus hombros con los de alguien.

    (solo quería decírtelo porque me parece maravilloso que las palabras consigan traer esas sensaciones y por ende que tú lo hayas hecho) (/hug)

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  2. Y el océano, de mientras, sonando incansable, tragándose todo sin contestar nada. Ains.

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  3. Me gustaría abrazar a Lauren con f u e r z a. De esas dudas también se sale. Y se cicatriza. Y te repones. Claro que luego entra por la ventana la duda hecha persona. Y conviertes eso en parte de tu vida.
    Hasta que aparece en tu camino un barranco, supongo.

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