Hubo
un día que se me cayeron los dientes
y
no eran de leche
sino
de pena
de
las flores que hace años vi con espinas
y
luego entendí que todo
desde
el veneno hasta el puño en alto
no
era más que una armadura sucia
de
la que yo veía el reflejo oscuro y opaco
de
las batallas que no eran mías
y
donde los monstruos habían alzado banderas.
Te
quiero aunque me haya clavado cada uno de los puñales que te
temblaban en las manos.
Te
quiero aunque tuviese que limpiar nuestra sangre y me diese cuenta
tarde de que todas las curas estaban equivocadas.
Te
quiero aunque ya no sepa abrazarte como tú lo hacías cuando me
acunabas y cantabas por ver si lograbas frenar el mal.
:( joder
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