Dices
que mañana te vas,
y
el no me resbala en la garganta
sin
llegar a asomarse siquiera.
Como
que tengo apilada la ropa de abrigo
y
las botas fuera del armario,
aunque
no alcanzo a despedirme del verano.
Pero
mañana te vas y el adiós
es
inminente para todos.
Aún
no has hecho la maleta y ya
ando
inventando barricadas.
De
aquí a la puerta hay muchos muebles
que
tirar y quemar y romper
y
mil excusas baratas para que te quedes.
Que
los meses perros nos han mordido las heridas
y
sin ti el frío quema más que hiela
y
me da igual lo barato de los pisos
en
la puta lejanía.
Ayer
te echaste a llorar,
ni
siquiera dijiste porqué,
y
hoy todo lo que queda es que te vas.
Me abrazaste y diste los besos más largos
que
una hija ha visto nunca,
y
cinco minutos después
se
cerraba la puerta tras de ti.
Y
ahora me tiemblan tanto las manos
que
dudo de poder prender cerilla alguna,
de tirar madera o siquiera romperla.
Que dices que mañana te vas,
y ando apostando el tiempo en que
tardarán en escocerme las mejillas.
Dí NO, y fuerte. Y un abrazo. No siempre funciona, pero ayuda.
ResponderEliminarUn beso.
me ha encantado, escribes muy bien*-*
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